Si hay algo que me moleste en mi mundo de lectura es encontrarme con que el anterior o anteriores lectores de un libro no lo han cuidado como se merece. No suelo comprar libros, me encanta ir a la Casa de la Cultura y pasarme allí un rato eligiendo entre tanta letra, aquel contenido que hará las delicias de mis ojillos el fin de semana. Este fin de semana le tocó a El Juego del Ángel, el último de Zafón.
El libro me enganchó desde el principio y también desde ese instante empecé a odiar la mano que sostenía el lápiz que aportó a sus páginas una aberrante apariencia.
Para ese ser, dueño de esa desvergonzada mano...
Estimado amigo lector, ¿o debería de decir violador de libros ajenos?:
Los libros que encuentra usted en la biblioteca son de uso y disfrute de todos, por tanto, si usted quiere subrayar un libro, cómpreselo. Aportaciones tan apasionantes como el subrayado de nombres o de párrafos enteros e incluso anotaciones al margen tales como fechas que aparecen en la misma página como si fuéramos idiotas y nos hiciera falta apuntarlas juntas para poder darnos cuenta del paso de los años, me ponen los pelos de punta. Lo que también hace esa fea costumbre de marcar la página donde dejamos de leer doblando la esquinita. El uso de cualquier trozo de papel, plástico o metal adecuado hace la misma función, eso si no disponemos de marcadores (simples trozos de cartulina que regalan, y han oído bien, REGALAN, en las bibliotecas y librerías). Si algo me enseñó la persona que me inició hace ya muchos años en el mundo de la lectura, es que los libros hay que cuidarlos, sobre todo si usted no es el único lector.
En fin, espero no tener la mala suerte de compartir con ese ser mis gustos literarios.
PD: Josito, CREO que he encontrado el marcador que habías perdido. No te preocupes que te lo guardo hasta que vuelvas, sabes que está en buenas manos.
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