martes, 2 de diciembre de 2008

Tal vez si aprendiera a frenar...

El domingo, tras un ligero coqueteo entre semana con los patines, me fui con mis amigos a la Avenida Anaga a intimar con el piche. Y que relación tan bella surgió, amor a primera vista. Hubo piruetas en el aire seguidas de fuertes embestidas, rasposos acercamientos, pero lo que más hubo fue tocamientos, incluso una de las veces casi hacemos un trío, yo, él y la muchacha que casi le da un infarto al ver lo que se le venía encima. En resumen, 2 horas de tira y afloja que me dejó el cuerpo lleno de morados y agujetas.
Repetiré.

2 comentarios:

Mapoto dijo...

Nunca me llama usted para disfrutar de sus grandes momentos...

Tooenchumbao dijo...

no, si me sobra quien se descojone de mi, lo que me falta es quien se eche una cerveza conmigo
:P