jueves, 13 de agosto de 2009

Fuencaliente tras el paso del fuego



Mañana hace una semana que estoy en Fuencaliente y nada ha cambiado desde que llegué. El mismo panorama desolador que encontré el primer día, no sólo en cuanto a lo yermo del paisaje, sino también en cuanto al estado de ánimo que flota en el ambiente.
El municipio de Fuencaliente se quemó completo, literalmente de extremo a extremo, desde el linde con Montes de Luna hasta la ermita de Santa Cecilia, desde la Fuente el Tión hasta la falda de los volcanes.

Se quemaron muchas viviendas, negocios y huertas, pero el fuego no sólo se llevo cosas materiales, tarde o temprano recuperables, se llevó las risas, la alegría de la gente. Todos tienen su historia, una historia de miedo que pone los pelos de punta, de cómo el pueblo se evacuó y no tenemos que lamentar pérdidas personales gracias a que los mismos vecinos avisaron a familiares y amigos, de los valientes que se quedaron apagando el fuego que lamía las casas, que amenazaba con arrasar el pueblo entero, de los que en las pocas casetas que aún quedan en pie en la playa del Faro, acogieron a los vecinos evacuados ofreciéndoles todo lo que tenían y que luego fueron ignorados por los medios de comunicación...


Tantas y tantas cosas que escuchar, tanta necesidad de desahogo, tanta impotencia... que finalmente acaba uno sumido en la pesadumbre reinante. Ganas dan de escribir las historias personales de amigos y familiares, de conocidos y desconocidos vecinos del pueblo de Fuencaliente, pues los medios de comunicación están comprados por los políticos y reina el amarillismo tergiversando la realidad a su antojo, lo que ha creado un estado de crispación e indignación. Se sienten engañados, y con razón.
Poco a poco el pueblo va volviendo a la normalidad, la gente ha regresado a sus casas (los que no la perdieron), van a trabajar, salen a los bares a charlar, van a la playa, pero ya nada es igual. Sin embargo estoy segura que conseguirán superar este mal trago que les ha impuesto el destino, porque el fuencalentero es fuerte, fuerte y decidido, sabrá salir del bache.
Desde aquí mi más sincero agradecimiento a todos los vecinos que lucharon contra el fuego, a los que los evacuaron, a los vecinos de la Isla, los de las otras Islas y a los de lugares más lejanos ayudaron con lo que pudieron y a los que a día de hoy siguen ayudando.

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