Que manía tiene la gente de esperar hasta el último momento para todo. Si pones em mayo que la fecha límite para inscribirse a un curso es el 31 de julio, el 75% de los interesados en el mismo comenzará a llamar para informarse el 29 de julio. En el momento que le comentas que ya no hay plazas disponibles comienzan los lloriqueos, las súplicas y algún que otro intento de soborno.
Constancia quede de que no es por no aceptar los sobornos (que había algunos buenísimos como cervezas, comidas y eternos agradecimientos) sino que es materialmente imposible meter a más gente en un aula.
Den gracias todos ellos a que uno tiene su corazoncito y alguna que otra vez he llamado un 29 de julio para suplicar e intentar sobornar, así que llevo media mañana pegada al teléfono intentando conseguir otra aula. Si lo consigo seré rica, o al menos ahorraré en alcohol y comida un buen pico este mes.
Y hablando de todo un poco, parece que se avecina un duelo al Munchkin, así que alguno que yo conozco debería ir preparándose mentalmente para la humillación de la derrota... no digo más.
1 comentario:
Recordaré esto cuando, con mi mayor nivel, tenga que repartir las cartas que me sobran entre los pobrecicos que tienen menos. No, no te las daré a ti.
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