viernes, 29 de agosto de 2008

De vuelta...y vuelta

Esta mañana camino del trabajo me ha venido a la mente esta canción de Jarabe de Palo. La frase “tan joven y de vuelta” ha marcado irremediablemente mi mañana, le he dado muchas vueltas y cuanto más mareadas estaban mejor me sonaban. Y es que ya estoy de vuelta, se acabaron las vacaciones (dudo mucho que fueran mejorables) y regresó la rutina diaria, sólo que no exactamente igual que la dejaste porque la vuelta lejos de ser tranquila es un auténtico agobio.

No deberíamos hablar de ansiedad pre-vacacional, sino más bien de estrés post-vacacional. Se supone que uno debe volver relajado, que el reencuentro con el trabajo debe ser incluso agradable, pero ¿para cuantos de nosotros es así?.

Cuando llegas al curro te encuentras con un montón de trabajo atrasado que no pudiste terminar pues la ansiedad pre-vacacional no te lo permitió, al que se le une un montón de trabajo que sin quererlo ni beberlo (siquiera imaginarlo) se generó (hablemos de generación espontánea) en tu ausencia y al que también se suma el quehacer diario. En fin, un montón de cosas que hacer cuando ni siquiera te has acostumbrado a levantarte temprano de nuevo y llegas zumbado a la oficina y la zumbadera te dura hasta las 12 del día, lo que se traducirá en una 2º semana aún peor que la primera.

Y aunque mi reloj biológico corre que vuela de un lado pa otro dando grititos histéricos ante la inminente llegada de mi trigésimo primer cumpleaños, en mi fuero interno aún no he llegado a la treintena y por lo tanto siento que me estoy desgastando irremediablemente, que a esta edad tan temprana uno no debe enfrentarse a una vuelta tan cruel a no ser que el sueldo compense tal heroicidad, cosa que en mi caso no pasa. En fin, por el bienestar de mi querida úlcera será mejor dejar el tema.

A trabajar...