Ayer Sábado salió en el diario El País un articulo de Gloria Torrijos hablando del reciclaje en Japón. El artículo se llama "Reciclar a la japonesa" y se lo transcribo aquí pues es indudablemente sorprendente.
" Japón es paraíso del reciclaje. Sin duda. Los manuales que las administraciones locales entregan a los vecinos para que éstos separen correctamente las basuras tienen más de 30 páginas, la ropa usada se mete en los contenedores lavada y seca, las botellas se tiran sin etiquetas, los briks, enjuagados, y los electrodomésticos, con el nombre del dueño. Para contaminar incluso menos, el Gobierno ha retirado del mercado todas las bolsas de basura de color negro, y las ha sustituido por otras semitransparentes que, al incinerarse, lanzan al aire menos toxinas. Eso sí, los cuervos, abundantes en este país, pueden ver el interior de las bolsas y elegir a la carta su alimentación. La consecuencia: se han multiplicado, y ahora las autoridades luchan contra ellos denodadamente.
Chikako Tezuka, ama de casa y madre de tres hijos, vive en una cara urbanización del centro de la capital del país en la que el conserje se encarga de acabar de clasificar la basura que las familias de estas viviendas generan.
Por eso, ella se limita, como el resto de sus vecinos, a hacer lo imprescindible, que en el caso de Japón es separar los deshechos combustibles de los no combustibles (metal, cristal...) y poner aparte el papel, las botellas de plástico, las pilas, los vaporizadores, la ropa, los medicamentos y los restos de productos peligrosos, como lejías y detergentes. Lo habitual, sin embargo, es vivir en un edificio en el que los vecinos se reparten la tarea de ocuparse de comprobar concienzudamente la división adecuada de las basuras, lo que dado el alto grado de civismo de este país -donde nadie quiere destacar respecto a los demás- les obliga a cumplir estrictamente las normas. El resultado es que el 90% clasifica bien sus deshechos y los deposita en los días y lugares adecuados.
La tarea no es fácil, ya que la normativa obliga, por ejemplo, a que un simple recipiente de yogur se divida de la siguiente manera: la tapa es combustible, pero el resto, incombustible (recipientes separados). Si es un yogur natural o bio, hay que quitarle el papel que le rodea. Luego, hay que separar las piezas, lavarlas, secarlas y clasificarlas. ¿Y una media de mujer? La normativa es clara: una sola es incinerable, pero un par se considera ropa usada, aunque “únicamente si no tienen carreras y combinan entre sí”. Después, como siempre, hay que lavarlas y secarlas.
BOTELLAS LAVADAS
Las bolsas donde se guarda la basura tienen también sus propias reglas. En lo9s 23 distritos que integran la capital japonesa las normas son las mismas. Deben ser las reglamentarias y haberse comprado en supermercados o grandes almacenes. Si son diferentes por haber sido adquiridas en otra jurisdicción, los servicios municipales directamente no las retiran. No obstante, las normas, que varían en su complejidad de distrito a distrito y de prefectura a prefectura, tienen un común denominador: todas exigen lavar las botellas de plástico y cristal, retirar sus etiquetas, enjuagar los briks de leche, nata o zumos de fruta, así como doblarlos o abrirlos para que ocupen menos lugar.
Los deshechos de mayor tamaño (muebles, aparatos electrónicos, bicicletas o PC) deben llevar pegados una etiqueta adhesiva oficial, en cuyo precio se incluye un impuesto verde, y en la que figuran los datos del propietario para su identificación posterior, por si existe algún tipo de problema en el reciclado.
Si el aparato no lleva esta etiqueta, los camiones de basura de un servicio especial de recogida no retirarán el electrodoméstico. Estos camiones llevan escrito en caracteres de grandes dimensiones la palabra “nottainai”, que significa “no tirar”. Con ello, las autoridades intentan concienciar a los vecinos, con un gran poder adquisitivo, de que recapaciten y no se desprendan del objeto, que lo regalen o que lo vendan en el inmenso mercado nacional de segunda mano.
BASURA Y DESCUENTOS
Tokio genera cada día 12.500 toneladas de basura, una cifra inferior a la de Nueva York, pero casi el doble de las 7000 que produce Londres. En el distrito de Adachi se ha introducido un novedoso sistema de reciclaje que incluye la utilización de una tarjeta con chip. Por cada botella de plástico que entregan los clientes en los supermercados, se consiguen cuatro puntos. Cuando el consumidor logra 1.000 puntos, el establecimiento está obligado a canjearselo9s por descuentos. Se trata de un sistema similar al existente en el barrio de Meguro. En esta ocasión, los puntos se obtienen renunciando a recibir bolsas para transportar la compra. Pero todo tiene un explicación. En Japón, lo normal es que al comprar un artículo éste se empaquete, se envuelva en papel, se le pegue un motivo decorativo y se le introduzca en una bolsa con el nombre del establecimiento, casi siempre de papel, a la que se le adhiere un celo para cerrarla. Todo esto hace que, a veces, el valor del envoltorio sea superior al objeto adquirido. Por ello, las autoridades han pedido a los establecimientos comerciales que simplifiques este proceso por no ser sostenible.
Los días y horas de recogida de deshechos dependen del área en que se viva y estás indicados con carteles situados en las calles. Carteles y basura están cubiertos por unas redes semejantes a las de pesca para evitar que los cuervos abran las bolsas. Normalmente, la basura combustible se retira de dos a tres veces en semana, y la no combustible sólo una. Esto supone que si se come pescado el día erróneo, se deberá soportar el olor de los restos hasta cuatro días en el domicilio. La situación puede ser bastante insoportable en un país que sufre unos veranos con altas temperaturas y un elevado grado de humedad.
Hace unos años se instalaron en las zonas reservadas para dejar las basuras las redes anticuervos, lo que resulta sorprendente en un país tan industrializado. Estas mallas afean el paisaje, pero se han revelado imprescindibles para evitar que estos córvidos de grandes dimensiones y con un potente pico puedan abrir las bolsas. Los cuervos se han convertido en una plaga en Japón. Son muy agresivos y miles de personas son sus víctimas cada año. Los japoneses aseguran que si se ataca a uno de estos animales, lo recordarán. Su número se ha multiplicado por tres desde los ochenta y ahora hay más de 40.000 sólo en Tokio”.
En vista de lo interesante del artículo, al menos para mí, en estos días intentaré ampliar esta información sobre el reciclaje en Japón.
Y es que estos tíos son "un punto" jejeje
domingo, 18 de noviembre de 2007
Esto si que es reciclar...
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1 comentario:
Jo, menuda manera de reciclar...........y yo que creia que lo hacia bien.
Ellos tardarán al menos una hora en preparar todo el material....
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